jueves, diciembre 23

detrás de los visos

En medio de figuras y soplos
se avivan los indicios al abismo.
Es probable, que mi atrofiada mente, no sea capaz de descifrar los arcanos de la esencia.
Pero hoy, escruté la vasta faena que ha sido creada para el Homo.
Yugo pesado, desde que emerge del vientre.
Preso de sus cavilaciones, y del temor de su corazón.

Al descansar, la lobreguez perturba el juicio:

Y allí está el vacío. Siempre
¿Con qué llenarlo? Dime: ¿Qué elegirás?
Pues el camino más fácil. El pernicioso.

¿Para qué encontrarse con uno mismo?

Y el saco siempre estuvo roto.
Y lo sabías. Pero no querías saberlo.

Y la minúscula caries
Objeto de desidia, ya es un cáncer.
Y lo sabías. Pero el dolor forma parte de tu vida.
Y te gusta. Sabes que te gusta.

Y continuó escribiéndose la historia
Con un sendero negro
Adornado de mentiras
Y lo sabías. Pero es mejor así ¿Para qué enfrentar la verdad?

Y allí está el engaño. Siempre
¿Para qué saber la verdad si no gusta?
Y siempre, sigues al líder de la multitud. Tu gran refugio

(Un montón de espíritus secos, siguiendo a uno más seco)

Y así se va secando tu vida.
Y aquel saco roto, que nunca atendiste
-es menos que la nada-
Ahora te entregas al abismo
Lleno de miedos y confusión

¿Despertarás?
Tal vez, tal vez nunca
¿Será necesario despertar?
.
.
.

Ahora pregunto ¿A quién le sirves?






*