viernes, agosto 1

Aquel lirio de mar

 Serpenteada por el impetuoso piélago

Lo aprecié ignoto
entre la bruna

Un extraño animal
-mutaba-
Contorneaba
Ostentaba su cáliz
Cerraba
Reaparecía

Aquel misterioso y extravagante ser, flameaba frente a mis ojos
Mientras el iracundo piélago me sacudía

¿Era un sueño?

Abrigado entre placas óseas, exhibía un cuerpo disco
Ceñido al lecho por un tallo largo, sus brazos de crines plumosas elevaban trémulos, y con un desplegar tornaba sus brillantes colores


-seducida me acerqué-
Mis ojos no pudieron contenerse
-maldita curiosidad-


¡Tañé!

Su calcáreo cuerpo –se ennegreció-
Entumecido entre mis manos

Las lágrimas brotaron
-No era un sueño-

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